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Beatriz de Salcedo

Nacida a principios del siglo XVI en ¿Laroya, Almería?. Comendadora y posible introductora del trigo en Perú. Morisca

Portada de la novela sobre Beatriz de Salcedo

Portada de la novela de Ballesta sobre Beatriz de Salcedo

Beatriz de Salcedo, morisca clave en la formación del Perú colonial.

Una Morisca comendadora en Perú

Una morisca almeriense fue pieza clave en la conquista del Perú

La novela: BEATRIZ DE SALCEDO. La Esclava Blanca

Beatriz de Salcedo, morisca clave en la formación del Perú colonial.

Fragmentos sacados del artículo LA MUJER MORISCA O ESCLAVA BLANCA EN EL PERÚ DEL SIGLO XVI. Por Jaime Cáceres Enríquez en la revista Sharq al-Andalus, 12 (1995), pp. 565-574

Tomado de http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/17658/1/Sharq%20Al-Andalus_12_35.pdf visto el 281220015.

El análisis de los documentos del siglo XVI nos lleva a ciertas conclusiones. En primer lugar se advierte que conforme avanza el siglo van decreciendo las inscripciones en los registros parroquiales, notariales y otros, de moriscos y moriscas. Se podría también señalar que a mediados del siglo figuran solamente los moriscos, aceptados plenamente por su posición social y económica innegables; tales son los casos de Cristóbal de Burgos1 y Burgos11 y de Beatriz Salcedo. En cambio la presencia de negros es constante y la ausencia de judaizantes es total.

Beatriz de Salcedo, morisca, llega al Perú en 1532 como esclava blanca del Veedor Real o Contralor García de Salcedo, con quien se casa. Expediente de dote, Archivo General de la Nación del Perú y Escrituras de traspaso de bienes a favor de Beatriz de Salcedo, 20 de febrero de 1562 (Notario Esteban Pérez, Protocolo 127, folios 164 a 169) y Archivo General de Indias, Sevilla, Información de Servicios Beatriz de Salcedo 1562”, Expediente Lima 118, legajo 3840.

Sin embargo, el mayor éxito estaba reservado a una morisca llamada Beatriz, que llegó al Perú en 1532 como esclava de García de Salcedo, Veedor Real o Controlador. Al año de su llegada recibió su libertad formal. A partir de entonces se comenzó a llamar Beatriz de Salcedo. Como los Oficiales Reales no podían ser mercaderes, ella asumió gran parte de las actividades mercantiles del Veedor. Salcedo se casó con ella ( Beatriz de Salcedo. Exp. A.G.N. del Perú, Protocolo 127, folios 164 a 169). Beatriz se convirtió en una de las más célebres señoras de un prominente oficial y hombre adinerado. El único título que se le negó

fue el de Doña. Sus dos hijas casaron bien y, pasados los años, no recordaron sus orígenes. Beatriz reclamaba ser la primera dama española venida al Perú22.

Encontramos también un interesante registro histórico sobre el mismo personaje. En la Fundación de Lima, o Ciudad de los Reyes, el 18 de enero de 1535, están presentes muchos personajes, y una sola mujer, Beatriz Salcedo, morisca23.

Beatriz no solamente figura en la Fundación de Lima; su presencia la advertimos desde los primeros momentos de la Conquista del Perú. José Antonio del Busto nos dice que, en 1532, Pizarro deja al Veedor Salcedo en la recién fundada San Miguel de Piura, primera ciudad española en el Perú, y que éste se encontraba acompañado por Beatriz su bella esclava morisca. Igualmente cuando el Gobernador funda la primera capital en Jauja, uno de los notables es el Veedor Salcedo, amancebado con Beatriz24.

De la pasajera unión de la india Inés con Francisco Pizarro nace en 1534 en Jauja, por el mes de diciembre, una niña que recibió en la pila bautismal el nombre de Francisca. Por aquel entonces Jauja era la primera capital de la Gobernación de Pizarro25. Con grandes regocijos se festejó el bautizo de la primera mestiza, que sería con el correr del tiempo la mujer más rica del Perú. Para el maduro conquistador, privado del calor familiar, significó un florecimiento de ternura y de afecto. Madrinas fueron Isabel Rodríguez, vecina de Trujillo, Francisca Pinelo, mujer de Rui Barba, y Beatriz “la morisca”, mujer del Veedor García Salcedo26.

Notas

22. Beatriz de Salcedo. A.G.I. Sevilla. Exp. Lima 118, legajo 3840.

23. Ver el artículo del investigador histórico César MIRÓ, «La Plaza Mayor de los Reyes», 17 de enero de 1993, diario El Comercio. Datos tomados de la obra La Fundación de Lima de Juan Bromley, basada a su vez en los Libros de Cabildos de Lima.

24. Ver el historiador peruano José Antonio DEL BUSTO, Francisco Pizarro, el Marqués Gobernador, Lima, Editorial Brasa S.A. (A. Aviación 2760, San Borja, Lima), 1993 (4ª ed.), pp. 87-88.

25. Raúl PORRAS BARRENECHEA, «Jauja capital mítica», Revista Histórica. Órgano del Instituto Histórico del Perú, Lima (Empresa Tipográfica Nacional S.A., Restauración 317), tomo XVIII, Entrega II, p. 138 (María Rostowroski reproduce en su obra citada los datos de Porras).

26. Ver nota anterior.


Una Morisca comendadora en Perú

Tragmentos de “Moriscos y moriscas en los inicios de la Colonia.” Por Leyla Bartet. En “I Encuentro Internacional Virtual Mujer e Independencias Iberoamericanas (2008)”


Tomado de http://www.miradamalva.com/mujeres/leyla.html visto el 281220015

La forma más extendida en que los moriscos entraron a las Indias fue en condición de esclavos, pero algo los diferenciaba de manera sustancial de los esclavos africanos negros: mientras entre estos últimos la proporción era de tres hombres por cada mujer, entre los moriscos era de cuatro o cinco mujeres por cada hombre. Algunos habrían sido propiamente moriscos de territorio español y otros, berberescos (bérberos) de las morerías norafricanas. Es probable que algunos de estos "esclavos blancos" de sangre mora provinieran de los grupos que se esclavizó por derecho de guerra tras el levantamiento de las morerías de Granada, a inicios del siglo XVI. Sin embargo, los moriscos esclavos fueron siempre una minoría y se juntaron en el Perú con negras e indias. En cambio las esclavas de origen árabe, mucho más numerosas, se convertían en compañeras de los españoles. Manrique (op.cit) explica esta curiosa situación por lo siguiente: como en los primeros tiempos de la conquista las mujeres españolas libres eran escasas. "Las moriscas servían para satisfacer la necesidad de mujeres de los conquistadores (...) Comprar una morisca significaba adquirir un ama de llaves y una concubina." Conforme el número de mujeres españolas aumentó, se produjo la declinación de las moriscas que se fusionaron con la población femenina española y adquirían su libertad, hasta desaparecer a mediados del s. XVI como categoría.

Pero "Las moriscas libres tenían una situación muy ambigua, pues si su origen las ponía en situación de desventaja socialmente hablando, su antigüedad -un valor ampliamente apreciado en la sociedad colonial-las elevaba. Algunas permanecieron en posiciones marginales, como criadas, otras asumieron el papel de españolas y hubo algunas que alcanzaron una elevada condición social." Un buen ejemplo de esto último es el caso citado por el historiador José Antonio del Busto (Del Busto, José Antonio. Ponencia en el evento La presencia árabe en el Perú organizado por el Congreso de la República entre el 14 y el 18 de julio de 2003). Se trata de Doña Beatriz de Salcedo quien, a pesar de su apellido, era morisca. Lockhart, que también cita el caso, afirma que llegó al Perú en 1532 como esclava bajo el simple nombre de Beatriz. Concubina del veedor de Pizarro, García de Salcedo, este terminó por casarse con ella, legalizando su estado. Beatriz de Salcedo llegó a ser la primera española oidora de la cordillera andina. Acompañó a su concubino a Cajamarca cuando aún estaba preso el inca Atahualpa y logró entablar cierta amistad con las hermanas y mujeres del depuesto inca. Ella misma narra su encuentro:

Porque como fui la primera mujer que entró en este reino, en Casamalca, estaba yo con ellas y las trataba y conversaba. Que esta testigo lo sabe bien porque estaba y residía muchas veces con ellas. Vivía con ellas porque la cuidaban de que no viviera con los hombres de la hueste.

Tras una estancia en Cajamarca y otra en Jauja, se instala en Lima con su marido en una casa situada frente a aquella del gobernador, cerca del río Rimac. Como se suponía que los funcionarios reales no debían ser mercaderes, se hizo cargo, en gran parte, de los asuntos comerciales del veedor. Allí vivió la esclava las agonías de su amo que,in articulo mortis, decide casarse con ella para hacerla heredera de su encomienda de indios. Beatriz de Salcedo - que ostentaba el vocativo de Doña- se convierte así en una excepción en la Indias Occidentales: la única mujer encomendera y morisca de la historia de América. Pero Del Busto le atribuye otro mérito: el de haber sido quien sembró por primera vez el trigo en el Perú, tras recuperar algunos granos mal molidos de cierta harina que llegó de España. De hecho, un escrito oficial firmado por el virrey Conde de Nieva reconoce que no fueron las hidalgas castellanas quienes introdujeron el cultivo del trigo en el país, sino las esclavas moriscas. Pero el asunto es delicado puesto que casi todas las españolas que llegaron al Perú antes de 1537 -fueran moriscas o no- pretendieron el mismo honor. (Cf. Lockhart, James. El mundo Hsipanoperuano. 1532-1560)

Una morisca almeriense fue pieza clave en la conquista del Perú

Tomado de http://www.lavozdealmeria.es/Noticias/89475/2/Una-morisca-almeriense-fue-pieza-clave-en-la-conquista-del-Per%C3%BA visto el 281220015

31/08/2015, 07:00

Antonio Fernández

Acompañó a Pizarro en su expedición y fue la reina de Lima

Una morisca almeriense, nacida en la zona del Alto Almanzora, probablemente en la pedanía del Reul Bajo, próxima a la localidad de Laroya, jugó un papel protagonista en la conquista del Perú, un país nacido tras la incursión de Francisco de Pizarro y de Almagro.

Su nombre real es toda una incógnita por cuanto la mayor parte de las moriscas que participaron de alguna forma en las expediciones solían cambiarse el nombre para no delatar su origen musulmán. En los libros de las conquistas aparece directamente como Beatriz, que pasaría a llamarse Beatriz de Salcedo tras casarse con el veedor García de Salcedo, veedor del Perú nombrado por Pizarro.

Una vida difícil
Beatriz no tuvo una vida fácil. Eran los tiempos en que la convivencia con los cristianos tornaba peligrosa. Vio morir a sus padres y a la mayoría de sus siete hermanos en una incursión de las tropas de los Reyes de Castilla y tuvo que pelear por su existencia.

Aunque no está documentado, se da por seguro que consiguió embarcar en los barcos de la expedición comendada por Pizarro y Almagro que tenía la misión de llegar a los Andes y conquistar aquellas tierras para la Corona española.

Una larga travesía en la que fue enrolada como ‘soldadesca’, una de las mujeres que formaron parte de las expediciones, Viajaban como prostitutas al servicio de los conquistadores y se las conocía como “esclavas blancas”.

Previamente habría sido capturada como exclava en las montañas del Reino de Granada, en el entorno del norte de Almería o del Sur de Granada.

La conquista
El viaje al Perú, los avatares de la conquista, y tras ser liberada de su condición de esclava, mostraron la auténtica fuerza de una mujer que fue definida como “de excepcional belleza que, valiéndose de su inteligencia y un fuerte carácter, llegó a convertirse en la mujer más poderosa del nuevo país.

El veedor García de Salcedo decidió hacerla su compañera y compartió con ella el mando de aquellas tierras. Su papel en aquella conquista y en el asentamiento del Perú fue de tal importancia que finalmente García de Salcedo decidió casarse con ella, darle de esta forma sus apellidos, y poner en sus manos la enorme fortuna acumulada con el paso de los años en esas tierras.

Complicidad
Llegada desde una situación de exclusión en su Laroya natal, entendió y empatizó con los indios que poblaban el territorio conquistado, conviviendo con las mujeres del emperador inca Atahuelpa tras su captura y posterior asesinato.

Esta cercanía le permitió conocer a fondo los secretos y las costumbres de los habitantes del protectorado y, por tanto, convertirlos en aliados en lugar de en sus enemigos.

Es una muestra más de la inteligencia de Beatriz de Salcedo, que de esta forma fue ganando posiciones tanto entre los conquistadores y nuevos señores del Perú, como entre los propios habitantes del nuevo mundo. Era Beatriz una mujer de fuerte carácter, labrado a golpe de reveses; y fue ese carácter lo que la convirtió en una de las personas con mayor poder y más respetadas de la época.

El poder
La morisca almeriense se convertiría en la mujer con más poder de aquel Siglo XVI en cierto modo gracias a las normas que regían en la conquista del nuevo mundo, ya que la ley impedía a los oficiales reales (y su marido lo era) comerciar o disponer de empresas.

Así que Beatriz de Salcedo tomó las riendas de los negocios de su marido, García de Salcedo y supo constituir sociedades y empresas que le permitiern controlar el comercio y el poder de aquel vasto imperio, incluso con el apoyo explícito e implícito del propio Emperador Carlos V, según recoge en su novela Carlos Ballesta, narrador de la historia de la bella morista de Laroya.

Un caso único
El caso de Beatriz de Salcedo es probablemente único en la conquista de América puesto que a pesar de su condición de morisca (así la apodaban muchos de los españoles llegados en las primeras expediciones) se le permitió el título de ‘doña’ y estuvo presente en los hechos históricos que conforman el nacimiento de Perú como nación.

De hecho fue la primera española ‘oidora’ de la Cordillera Andina, la única mujer que estuvo presente el 18 de enero de 1535 en la fundación de la Ciudad de los Reyes, la que sería posteriormente rebautizada como Lima, capital del Perú. El historiador norteamericano James Lockhart afirma que el caso de Beatriz es paradigmático, “un claro un ejemplo de la participaciónde las esclavas blancas, de origen morisco, en la verdadera conquista del Perú”.

De su muy destacada posición en aquellos tiempos habla el hecho de que en el año 1.534, ostentando ya un gran poder, Beatriz de Salcedo se desplazó hasta la localidad de Jauja, la capital de la Gobernación de Pizarro, para ser la madrina de la hija que Francisco Pizarro tuvo con la india Inés, a la que tomó como compañera. La niña se llamó Francisca y los documentos de la época señalan como madrina a la almeriense.

El legado
Pero la influencia de Beatriz de Salcedo ha perdurado a través de los siglos y hasta el día de hoy. En Perú se sigue comerciando en la actualidad con el “trigo beatriz de Salcedo”, para identificar el de más alta calidad, y es que se atribuye a la almeriense como la responsable de introducir el cultivo del trigo en aquellas tierras a partir de algunas semillas que llegaron a América.

También la moda recibió la influencia de Beatriz y de su origen musulmán; en Lima es popular desde entonces una vestimenta que se conoce como “las tapadas de Lima”, una especie de hábito que cubría hasta la cabeza, dejando entrever únicamente un ojo, una moda con un claro estilo musulmán.

Esa influencia pervive en otros elementos como patios, zaguanes, rejas, balcones y otros adornos que vienen desde el siglo XVI y que presentan una clara inspiración en costumbres árabes.

La conquista del Perú, definitivamente, no fue sólo una cuestión de hombres.

La novela: BEATRIZ DE SALCEDO. La Esclava Blanca

​DICIONES MIGUEL SÁNCHEZ

tiene el placer de invitarle a la presentación de la novela

La Esclava Blanca de Carlos Ballesta

que tendrá lugar el viernes 12 de diciembre, a las 20 horas, en el

Salón de Plenos del Ayuntamiento

Granada, 2014

La obra.

Beatriz la morisca, esclava, soldadera (prostituta), concubina y liberta, llegó a ser la esposa del custodio del arca de las tres llaves, el veedor García de Salcedo.

Capturada como joven esclava en las montañas del reino de Granada, pasa unos años como prostituta en la convulsa Granada del siglo XVI. Posteriormente viaja a Perú, donde participa en primera persona en la conquista del Imperio Inca junto a Pizarro, Almagro y aquellos trescientos españoles que hicieron posible tan gigantesca empresa. Vivió con las mujeres del emperador inca Atahualpa tras su captura y posterior asesinato, conociendo sus secretos y costumbres. Es uno de los personajes más apasionantes y desconocidos del siglo XVI.

Su papel fué tan importante que es la única mujer que, junto a Pizarro y sus capitanes, aparece en las actas de fundación de la Ciudad de los Reyes (actual Lima), llegando a ser la mujer más rica del virreinato del Perú, costeando la construcción de su catedral.

Una mujer de belleza excepcional que, valiéndose de sus dotes e inteligencia, supo constituir sociedades y empresas que le permitieron controlar el comercio y el poder de aquel vasto Imperio e incluso, indirectamente, el del propio emperador Carlos V.

Quinientos años después se sigue comerciando en Perú con "el trigo de Beatriz de Salcedo" y usando en las tradiciones su forma morisca de vestir, "las tapadas de Lima".

Una historia tan apasionante como apasionada fue su protagonista.

El autor.

Carlos Ballesta (Tejeda, 1947) vive en Barcelona donde ejerce su profesión de cirujano. Médico humanista, gran conocedor y estudioso del Islam en España, pasó su adolescencia y juventud en Granada, ciudad a la que sigue profundamente ligado.

Es uno de los más notables bibliófilos españoles sobre temática morisca. Gracias a su Fundación Carlos Ballesta López,, han empezado a ver la luz las joyas bibliográficas que atesora. Esta afición, en la que obtiene logros tan notables, es una de las facetas más desconocidas de su personalidad que vuelca en su vertiente literaria como escritor, aportándole el rigor histórico que reflejan sus novelas.

Especialista en novela histórica, sus anteriores obras El Misterio del Carmen y El hombre del Emperador han sido rotundos éxitos editoriales, tanto de crítica como de público.

Ha viajado en innumerables ocasiones a Hispanoamérica, lo que le ha permitido conocer en profundidad las culturas precolombinas, especialmente la peruana.


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