José Martínez Álvarez de Sotomayor

POETA 

Tomado del Canal Alma Campesina que dirigía Luis Cuevas López   en Jubilatas.com. Site desaparecido.

CONCIENCIA CAMPESINA

Acuérdate labrador
de tu vivir en sosiego
sin más quehacer que tu tierra,
sin más afán que tu huerto,
ni más amor que tus hijos
y la mujer de tus sueños.
Sin más que ver que tu casa
y el cuidado de tu apero,
sin otra esperanza firme
que la puesta en tu barbecho,
y sin más aspiración
que ser honrado y ser bueno.

Descansando en tu deber
y en la bonanza del tiempo
y alegrando tu trabajo
con cantares romanceros.
Acuérdate labrador
que al blanquear tus cabellos
siguiendo la misma senda
trazada por tus abuelos,
casabas bien a tus hijos
y enseñabas a tus nietos
a ser buenos labradores
y a ser hombres de provecho.

Acuérdate labrador
que el ladrido de tus perros
era sobrado en tu hacienda
para guardarte respeto,
y a cualquier hora salías
por los caminos, sin miedo,
por bastar a tu defensa
con la salud de tu pecho.
Quizá que en tu hogar entonces
hubiera pan muy moreno,
del que se amasa en la casa
y se cuece en propio fuego,
y hasta en vez de ser de trigo,
quizá fuera de centeno.
Pero eras pan saludable
con aroma y alimento
que daba quietud al alma
vigorizando tu cuerpo,
por ser más sano y sabroso
que el cocido en horno ajeno.

Acuérdate que al partirlo,
guardábais todos silencio,
mientras le hacías una cruz
con tu navaja de acero;
que después lo bendecías
en un corto balbuceo,
y al tomar la rebanada
que tocaba atus hijuelos,
antes de echarlo a la boca
le daban al pan un beso.

Acuérdate labrador
cuando tus padres murieron,
sin una huella en sus rostros
de ocultos remordimientos,
perdonando a todo el mundo
y prodigando consuelos
en el trance de dolor
de sus últimos momentos.
Escucha bien labrador
esdtops vivos ejemplos
que te traigo a la memoria,
como si oyeras en eco
la misma voz de tu padre
cuando te daba consejos.

Y si telloran los ojos,
porque el vivir de estos tiempos
te indujo a torcer las rutas
y el rumbo de tus senderos,
para que te mire Dios,
alza tus ojos al cielo;
arrepiéntete del mal
que torpemente hayas hecho,
y no te importe ser pobre,
que la pobreza es el reino
de las conciencias en paz
que es el mejor de los reinos.

Y mira tú labrador
si quiero serte sincero;
que si con darte a beber
esencias del pensamiento
puedo llevarte el alivio
que necesita tu pecho,
templaré mi vieja lira
para darte en sus arpegios
las más afinadas notas
de mis hondos sentimientos,
¡a ver si elevo tu alma
con la emoción de mis versos¡

 

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